Turquía es un país islámico, pero hay un amplio sector laico que encuentra en el raki su verdadera enseña. Todos aquellos que programen su viaje a Turquía no pueden dejar de probarlo. El raki es el nombre que recibe el aguardiente de anís en Anatolia y es, en efecto, un elemento imprescindible de la gastronomía turca en cualquier cena entre amigos, fiestas o bodas al más puro estilo tradicional.
Los defensores de esta bebida aseguran que Turquía sería un país incompleto sin raki. Hablamos de una bebida que tiene su equivalencia en prácticamente todos los países que integran la cuenca del Mar Mediterráneo, desde Marruecos a Líbano y desde el ouzo de Grecia al anís típico de España.
No puedes visitar Turquía y no probar esta bebida, fuerte si, con 45 grados de alcohol, pero que generalmente se diluye en agua, lo que la confiere un tono blancuzco.
Como dice un dicho muy popular en Turquía,»Si mezclas yogur con agua, sale ayran; si mezclas raki con agua, el resultado es ‘bayram’ (fiesta)». Hay otra expresión muy conocida también en el país: “muchas veces conoces más a alguien en una tarde de charla y raki que a otra persona con la que pases un año entero sin este brebaje de por medio”. La sabiduría popular siempre suele acertar.
Degustar esta bebida supone todo un ritual ancestral. Un grupo sentado en torno a una mesa y una botella de raki, con buena conversación y algo de comida. Pero ojo, porque no se debe abusar, primero por su alto contenido etílico, pero además es que acabar ebrio está muy mal visto socialmente, y es muy probable que el resto de los compañeros de raki afearan la actitud del borracho.
Así que no lo pienses más, porque sobran los motivos para coger las maletas y lanzarte a conocer Turquía, uno de los países más bellos del mundo.