Una amplísima mayoría de los viajes a Turquía que tienen como destino la costa del Mar Egeo suelen comenzar o finalizar en Esmirna. Esta localidad turística con miles de años de antigüedad es la puerta de entrada a una de las zonas turísticas más destacadas del país y base de operaciones para numerosas excursiones y tours.
Esmirna o Izmir, se encuentra ubicada en la costa, franqueada por una cadena montañosa de verdes colores. Su entorno natural, con mar y bosques, es casi inigualable, así como su historia: fue en la conocida Plaza Konak, también conocida como Torre del Reloj, el lugar donde arrancó la sublevación civil que llevó a la guerra de la independencia de Turquía, en el año 19’1, tras lo cual se constituyó la Turquía moderna bajo la dirección del padre de la patria, Attaturk.
Desde esta céntrica plaza se puede llegar caminando hasta el precioso y muy cuidado paseo marítimo, desde donde parten barcos y botes que conectan con numerosas playas e islas cercanas. En el propio paseo marítimo se encuentran numerosos cafés y restaurantes donde hacer una pausa y coger energías, antes de encaminarse a Kadifekale, una colina que se eleva doscientos metros sobre el nivel del mar y donde se levantaron en la antigüedad varios complejos defensivos para proteger la ciudad de las invasiones de otros pueblos. De hecho, las primeras murallas las construyó un sucesor de Alejandro Magno, en el año 300 a. de C. Desde lo alto se obtienen unas magníficas vistas panorámicas de Esmirna.
Desde esta ciudad también parten las excursiones para descubrir una de la s mejores joyas del país turco, las ruinas de Éfesos, donde aún se conversa casi a la perfección un teatro de la época griega y una antiquísima biblioteca que guardan con celo unos 12.000 papiros de valor incalculable.
En Esmirna se unen naturaleza, playa, gastronomía e historia monumental, varios motivos para no dejar de conocer esta imponente ciudad turca.