Las Islas del Príncipe, también conocidas como Adalar, están compuestas por nueve islotes, aunque solo cuatro están habitados de forma permanente. La isla más grande y conocida es Büyükada, la antigua Prinkipos. Este remanso de paz forma parte de uno de los distritos de Estambul. Están separas de la mayor ciudad de Turquía por apenas 12 kilómetros y están conectadas con ella mediante numerosos barcos que cubren el trayecto entre las islas y el corazón de la antigua Constantinopla es escasos minutos, con muy elevada frecuencia y a un precio muy competitivo.
Tanto en Büyükada como en las ocho islas restantes, Burguzada, Kinaliada, Heybeliada, Sedef, Tavsan, Kasik, Yassiada y Sivriada reina la paz y la tranquilidad, un oasis a escasos kilómetros de la gran metrópoli turca, una de las ciudades más densamente pobladas de todo el mundo. Estas islas ofrecen un muy agradable descanso a los que quieran huir del caos y el ruido de Estambul. Este archipiélago se puede visitar cómodamente en un día, tomando uno de los numerosos transbordadores que parten de los muelles de Eminonu. En todas ellas se puede disfrutar de un espectacular entorno natural, que combina preciosas playas, aguas cristalinas y numerosa flora y fauna autóctona. También cuentan con algunos edificios singulares, como el Monasterio de San Jorge, la antigua escuela superior naval o la escuela griega ortodoxa de teología, actualmente cerrada, pero cuya magnífica biblioteca se puede visitar.
Durante la época bizantina estas islas recibieron a algunos príncipes exiliados, de ahí el nombre de Islas del Príncipe. También el mítico León Trotsky pasó un tiempo confinado en ellas. Hoy en día son una popular atracción turística, toda una experiencia para los visitantes que estén completando un circuito turístico por Turquía. Como aspecto curioso hay que reseñar que en las islas el transporte motorizado está restringido y que la mejor manera de recorrer sus parajes es caminando, en bicicleta o a lomos de un carruaje tirado por caballos.