La Unesco ha sabido distinguir la magnificencia del antiguo imperio otomano, de un país que conserva para el mundo veraderos tesoros tanto en forma de construcciones o edificios como belleza naturales. Por ese motivo Turquía dispone de 10 lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Si lugar a dudas uno de los rincones que provoca mayor admiración es el Viejo Estambul, ya que todo su casco histórico conocido como Sultanahmet, o lugar de los sultanes, haya sido designado Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Pero además de este reconocimiento global, tres de sus maravillas han recibido también una protección y un reconocimiento especial. Se trata de la espectacular mezquita de Santa Sofía, construida por Justiniano en 537 como la iglesia más grande de la cristiandad, reconvertida al Islam en 1435, y transformada en museo en 1935.
También el Palacio de Topkapi levantado a mediados del siglo XV por sultanes que lo habitaron hasta el XIX, y la magnífica mezquita de Suleymaniye, encargada en el siglo XVI por Solimán El Magnífico, que la catapultó hasta el cuarto puesto de las más importantes mezquitas imperiales.
Tampoco nos podemos olvidar de la Gran Mezquita y el Hospital de Divriği en la Provincia de Sivas, del Parque Nacional de Göreme y los enclaves rupestres de Capadocia o de Hattusa, la capital de los Hititas, en la Provincia de Çorum.
Más recientemente reconocidos han sido Nemrut Dag en la Provincia de Adıyaman, Hierápolis-Pamukkale en la provincia de Denizli, el sitio arqueológico de Troya en la provincia de Çanakkale y de la Mezquita de Selim y su complejo social en la provincia de Edirne.
Además, en este 2012 se ha sumado a la lista el Sitio neolítico de Çatalhöyük en la provincia de Konya.
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